lunes, 30 de septiembre de 2013

NY Trip (pt.1)

Bueno, ya os dije en mi última entrada (last post; que hay que ir familiarizándose con el idioma XD), que seguramente escribiría algún post desde NY... pues aquí va:

Son las 5.00 de la mañana y llevo ya un rato con los ojos como platos tumbado en la cama (es lo que tiene el cambio horario. Y también, no lo niego, la emoción por empezar un nuevo día en la ciudad que nunca duerme) así que he dicho: "hasta que nos pongamos en marcha (hoy tenemos un gran día) voy a escribir una entrada y así comento nuestro día de ayer". Que fue, mas que otra cosa, de toma de contacto con la city.
Después de un viaje de 8 horas (el primero, EL PRIMERO transoceánico para nuestros lindos cuerpitos) en el que alternamos: 2 comidas bastante mejor de lo que me esperaba, por cierto. Lectura de revistas del avión (folleto de seguridad incluido; semos precavidos...), escuchar música (la del hilo musical), dormitar a ratos en posturas suuuper cómodas (el comandante me despertaba cada dos por tres con avisos de "turbulencias, abrochense el cinturón") y levantarte de vez en cuando a estirar las piernas; después de todo eso, llegamos por fin a la terminal 8 del JFK.
Pasamos el control de seguridad sin problemas (a pesar del miedo de Sandra por sus apellidos de típico narco: Cruz Ramirez) y ya en la salida... primer contratiempo: No hay un puñetero acceso de wifi gratuito... ¿y cómo mierda me comunico yo ahora con la dueña del apartamento en el que vamos a vivir estos días?
Tras el inicial momento de agobio e indefensión (estamos perdidiiiitos, perdidiiiiiitos) me da por explorar las redes wifi de la terminal y... ¡¡ta-ráaan, hay una wifi sin password!! Me conecto: "si quiere ud. navegar, pague 5$ por un acceso de una hora de duración, aceptamos trajeta y pay-pal"
Su put... madre.
Total, apoquino por paypal los 5$, me meto en airbnb.com, contacto con nuestra casera y le comunico que estamos aquí ya y que vamos a pillar un taxi hasta el apartamento, que nos vemos allí.
Salimos de la terminal, cogemos un taxi (conducido por un indio, como casi todos los taxis de NY) y... ¡¡ESTAMOS EN NY!!.
Durante el trayecto vamos como dos panolis mirando por las ventanillas y diciendo ¡mira el tamaño de las ruedas de ese camión! ¡mira como mola ese coche! ¡joder con las limusinas! ¿por qué algunos coches no tienen los intermitentes de color amarillo como en Spain? ¡¡ala, ala mira; se vé manhattan!!
Tras unos 30 minutos de trayecto, el taxi nos deja a la puerta del apartamento en la 2nd ave. del UES (upper east side).
Llamamos al timbre, nos abren. Subimos 4 pisos de escaleras (no hay ascensor, pero no pasa ná) y nos recibe Rebecca (la dueña del apartamento). Super maja, nos explica todo lo de el piso y nos deja una carpetita con planos y cosillas de interés (como en los hoteles) y se despide hasta el viernes (nos vamos... :( )
Salimos a explorar el barrio camino de un supermercado para comprar algo de desayunos y cenas (las comidas serán todas en la calle) y con la compra ya hecha nos disponemos a nuestro primer pateo por manhattan.









Cámara al cuello nos dirigimos por la 5th avenida hasta el edificio Rockefeller; de camino vemos la tapia de central park (ese toca otro día) y los museos Guggenheim (mil veces mas bonito, arquitectónicamente hablando, el de Bilbo) y MET.
Una vez que llegamos al TOR, nos dimos una vuelta para hacer tiempo ya que queríamos subir al atardecer para poder fotografiar NY en el momento de la puesta de sol.
Aprovechando que estábamos por la zona, visitamos la tienda de LEGO, que es normalita, pero lo realmente chulo, son cómo tienen decorada la tienda y sus escaparates con construcciones. En uno de ellos, tenían una representación a escala del Rockeffeller center con todo lujo de detales.
Pasamos por delante del Radio City Music Hall y por los estudios de la NBC e hicimos nuestra primera cosa de newyorkinos; ¡Comernos un pretzel!
Descansamos un ratillo en la plaza donde durante la época navideña ponen la famosa pista de hielo y el abeto gigante y nos dispusimos a subir al TOR.
Tras una ascensión de a penas 3 minutos en la cual asciendes 67 pisos (rápido, pero no se nota mucho...) llegamos a las terrazas (una en la fachada norte y otra en la sur) con el sol comenzando a esconderse poco a poco por el horizonte.
Las vistas... acojonantes, no esperaba menos. Ahora, la gente... ¡un asco!

Está claro que todos queremos llevarnos un buen recuerdo de la visita en forma de foto y queremos buscar el mejor sitio para hacerla; pero debido a que, por seguridad, hay instaladas unas mamparas de vidrio con huecos por los que a penas te cabe el objetivo de la cámara, la gente tiende a agolparse en dichos puntos haciendo prácticamente imposible tomar una fotografía decente. Además, son mal educados a más no poder, se cuelan delante de ti en cuanto te descuidas y se tiran tres horas haciendo fotitos (a cual mas mala, por cierto) y admirando las vistas... Que si, que está muy bien, pero oiga... ¡que los demás también queremos! Como lo de no respetar los turnos y creerme que la terraza es solo mía no va conmigo, me mosqueé en mas de una ocasión. Pero finalmente pude hacer alguna que otra foto maja.
Tras la sesión fotográfica en altura, posamos los pies de nuevo a ras de suelo y nos dirigimos hacia madison square antes de cenar, para ver uno de los lugares mas alucinantes del mundo... Pues a mi no me lo pareció, que queréis que os diga... mucha luz y mucha pantalla. pero tampoco es para tanto. Me esperaba otra cosa.
Al termina la visita, nos marchamos a cenar al lugar donde, se supone, hacen las mejores hamburguesas de NY (o una de las mejores) y, tras haberlas catado; puedo decir que igual no son las mejores, pero si de las mejores.
Que carne señores, que sabor y ¡que patatas! La disfrutamos de lo lindo.
El sitio en cuestión se llama P.J. Clarks y tiene el look de una taberna inglesa de las que te puedes encontrar en Londres con una zona de bar y un salon restaurante.
Cogimos mesa nada mas cenar y tras ojear la carta nos decidimos ambos por la misma hamburguesa.
No es que fuese la tipica hamburguesa con un montón de ingredientes ni de tamaño descomunal, de echo, era normalita y de ingredientes lo único "extra" era el bacon ahumado (pero que bacon, amig@s, ¡Que bacon!, el mejor que haya probado nunca) pero el sabor que tenía esa hamburguesa... IMPRESIONANTE.
Tras la cena decidimos ir caminando hasta casa para hacer la digestión y para rematar el primer día en NY (aún no sabíamos lo laaaaaaaaaaargas que son las distancias en esta ciudad)
Una vez en el apartamento, os podéis imaginar lo que tardamos en caer como troncos en la cama, casi ni nos dá tiempo a quitarnos la ropa. Tras casi 24 horas sin dormir, estábamos muertos.

Hasta aquí el relato de nuestro primer "día" en Nueva York. Stay tune for the next episodes ;)

Un Newyorkino saludo!
Fer

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